Volviendo al Mundo Humano

Ya me sentía mucho mejor, bajé las escaleras ágilmente y cerré detrás de mí la puerta del apartamento para comenzar a caminar a un paso firme pero tranquilo por la vereda. Ya no tenía mucho que hacer en mi vida, aún no lo había pensado, dejar la Fuerza Aérea dolió más que cualquier cosa. Estaba sumido en la incertidumbre, había salido de los EE.UU y mis pasos sin sentido mostraban mi situación, acompañados de una mirada distante.

La preocupación embargaba mi mente. Si eso que había visto era un demonio, por lógica también debían existir los ángeles, en infierno, el cielo y demás cosas que yo consideraba invención de la primitiva psiquis humana. Más allá de que existieran o no, lo que de verdad me alarmaba era que ese ser había aparecido e hizo gala de su gran poder frente a mí, pero… ¿Por qué decidió hacer su aparición ahora en el mundo? ¿Es que se acercaba el día del juicio? ¿Empezarían a surgir más entes de la oscuridad? ¿Marcaría presencia un supuesto poder divino y los ángeles saldrían a escena?

Esperaba que mi rauda imaginación no me estuviera jugando una mala pasada, si todo eso llegaba a suceder entonces… ¡Debería de prepararme para el combate! Anticiparme a lo que viniera ya sean ángeles, demonios, licántropos, vampiros y diversos mitos de los que no tenía el más mínimo conocimiento. Pensé que nunca lo haría, pero empezaría a leer sobre esoterismo, ciencias ocultas, mitos y leyendas porque tal vez todas ellas guardaban algo de verdad. Ya, nunca más me desprendería de mis armas que permanecían ocultas en mis ropas, en especial mi pistola, la cual me traería muchos problemas si algún policía llegaba a darse cuenta.

Con mi caminar, desemboqué en una plaza mientras escuchaba una pequeña canción para relajarme en mi viejo MP3. Era una de las pocas que tenía dentro de este, siempre estaba ocupado como para perder demasiado tiempo escuchando música.



Suspiré, y al internarme en el predio lo primero que sentí fue frío, como si una corriente polar habría atravesado mis ropas como nada y produje un jadeo por la sorpresa. Se me erizaron los pelos de la nuca, no entendía absolutamente nada. Miré hacia uno de los bancos, una chica se encontraba sentada en él.

- D-demonio… - Musité sin casi mover mi boca, quedé un momento paralizado, evidentemente había desarrollado alguna especie de fobia a esos seres sobrenaturales, además de una especie de sensibilidad a ellos.

Sin pensarlo dos veces, me fui a sentar a otro banco que estuviera cerca de ella. La chica tenía una forma humana, tal vez me había vuelto loco y estaba sospechando de cualquier persona, a lo mejor era eso. La miraba discretamente, pero se notaba en mi cara que tenía algo de miedo que podía disimularse. Si ella era de la misma naturaleza de la bestia anterior, en cualquier momento empezaría a destrozar las cosas con su poder, y yo, por alguna estúpida corazonada pensaba que podría hacerle frente, o por lo menos retenerla un tiempo. La canción sonaba, y yo la escuchaba como la melodía que acompañaría mi probable funeral.